Seis meses han pasado desde la última vez que nos vimos, seis meses desde ese último beso, seis meses en los que no he parado de pensar que es lo que ocurrió. Mis amigas me dicen que en verano la gente va y viene, y más los chicos; pero yo sé que no es así, y estos seis meses son los que me han abierto los ojos. Me han enseñado que lo que nos pasó nos habría pasado en cualquier estación del año, ¿ por qué? Pues sencillamente porque tú y yo somos iguales, dos personas que no buscan compromiso con nadie, que van de flor en flor, que lo único que quieren es divertirse, y ¿cómo lo hacemos? Jugando con la gente, manipulándolos, teniéndoles ahí simplemente para pasar un “buen rato” con ellos cuando nos apetece.
Por esa sencilla razón cuando me dijeron que iba a verte, me prometí una cosa, que esa noche no iba a ser tu “buen rato”, porque al igual que tu siempre soy el jugador. Cuando llegue a ese piso lleno de desconocidos, tu miraste a la puerta, y me sonreíste; en ese momento supe que mi orgullo me lo había dejado en casa, y que te habías convertido en mi mayor debilidad.
La noche siguió pasando y te sentaste a mi lado, comenzaste a hablarme como si estos seis meses no hubieran existido, me mirabas como me solías mirar, me sonreías de esa manera que solo tú sabes, ¿Cómo diablos podía resistirme a aquello? Y sí al final caí, al final volví a ti, a sentir esos besos que tanto me gustaban, me volviste a susurrar al oído como antes lo hacías, y conseguiste que mi corazón volviera a latir.
Y ahora mi pregunta es, ¿qué pasara ahora? La única respuesta que me viene a la cabeza, es que tú volverás a desaparecer, porque he vuelto a ser tu juguete, ese que me negué en volver a ser.
Por esa sencilla razón cuando me dijeron que iba a verte, me prometí una cosa, que esa noche no iba a ser tu “buen rato”, porque al igual que tu siempre soy el jugador. Cuando llegue a ese piso lleno de desconocidos, tu miraste a la puerta, y me sonreíste; en ese momento supe que mi orgullo me lo había dejado en casa, y que te habías convertido en mi mayor debilidad.
La noche siguió pasando y te sentaste a mi lado, comenzaste a hablarme como si estos seis meses no hubieran existido, me mirabas como me solías mirar, me sonreías de esa manera que solo tú sabes, ¿Cómo diablos podía resistirme a aquello? Y sí al final caí, al final volví a ti, a sentir esos besos que tanto me gustaban, me volviste a susurrar al oído como antes lo hacías, y conseguiste que mi corazón volviera a latir.
Y ahora mi pregunta es, ¿qué pasara ahora? La única respuesta que me viene a la cabeza, es que tú volverás a desaparecer, porque he vuelto a ser tu juguete, ese que me negué en volver a ser.
No hay comentarios:
Publicar un comentario